¿Cuál es la mejor placa de cocción?
A la hora de renovar nuestra cocina debemos tomar ciertas decisiones importantes y una de las más frecuentes es saber qué tipo de placa de cocción se adapta mejor a mis necesidades.
¿Me compensa gas o electricidad?
Hoy saldremos de dudas sobre cuál es el método más eficiente para cocinar.
Placas de Gas
Siguiendo exclusivamente un criterio de coste, la ganadora absoluta en todos los ámbitos es la cocina de gas (con gas ciudad), ya que a fin de cuentas su consumo ronda la mitad que el de una vitrocerámica, pero también es cierto que a costa de una limpieza mucho más compleja y engorrosa y la necesidad de contar con instalación de gas y sus revisiones periódicas (en el casos de utilizar bombonas intercambiables de gas butano el coste se dispara, debido al desperdicio de gas en cada bombona ya que nunca llega a vaciarse de todo).

En cuanto a gas existen productos innovadores como PITT COOKING que nos permiten utilizar fuegos de grandes dimensiones directamente sobre la encimera de la cocina y placas de diseño como SMEG que han desarrollado y actualizado la tradicional cocina de gas fabricando unos quemadores más eficientes, más robustos y más fáciles de limpiar (incluso en lavavajillas)

Placas Vitrocerámicas (calor por electricidad)
Las Vitro no son más que una sencilla resistencia eléctrica que se calienta como una estufa y transmite este calor al cristal y este a su vez al recipiente. En estas transferencias hay unas grandes pérdidas de energía que hace que este método sea muy ineficiente. Al terminar de cocinar el cristal sigue caliente durante mucho tiempo y además de ser poco seguro, ya que aparentemente está apagado, es otro desperdicio gran de energía.

Placas de Inducción (calor por campos electromagnéticos)
Directamente las placas de inducción son mucho más eficientes, gracias a la tecnología que incorporan reconocen el tamaño del recipiente y funcionan con campos electromagnéticos, como consecuencia sólo suministran la energía necesaria al recipiente (las ollas y sarténes tienen que tiene que ser de material ferromagnético) y así se reduce el tiempo de cocción un 50% lo cual reduce el consumo eléctrico en un 30% aproximadamente. Por otro lado las de inducción son más seguras (tacto frío) se enfrían muchísimo más rápido que las vitrocerámicas al no tener calor residual. Del mismo modo, si hay salpicaduras o derrames en la placa de inducción, ese derrame no se quema y por lo tanto es más fácil de limpiar que las clásicas vitro que hay que utilizar rasquetas y productos específicos de limpieza. En cuanto a las placas de inducción la tendencia entre los fabricantes punteros a nivel mundial es apostar por placas con una o varias zonas flexinducción combinadas con los clásicos fuegos redondos (cada vez más en desuso) o directamente placas de total flexinducción añadiendo novedosos avances que facilitan su uso, como el control de fritura de los alimentos, o el control de la temperatura, esta varía con solo deslizar el recipiente por la superficie de la placa sin necesidad de tocar los mandos.
